Argumento; Trama; Ambientación

Argumento.

El argumento es la columna vertebral de la historia, una temática que se desarrollará desde el comienzo hasta el final. Debe ser visto de forma lineal por parte del autor, que sepa exactamente cómo será manejado, su comienzo, cuáles serán los altibajos venideros y, por lo menos, una idea del final. Todo esto sin importar el tiempo en que decidas contar tu historia. No importa si realizas saltos temporales, o te debes dedicar a remembrar el pasado, el argumento debe ser una línea recta que te permita avanzar en la narrativa así te encuentres en un punto donde debas crear retrospectiva.

Como alguien que gusta del ánime, me gusta el ejemplo de “Neón Génesis Evangelion” de Hideaki Anno. Ya que cualquiera que vea la serie sin prestarle demasiada atención a los detalles podría creer que la historia se basa principalmente en la lucha contra los ángeles. Pero no es así, la temática principal, o el argumento de la trama es la lucha personal del protagonista contra sus inseguridades, su crecimiento y decepciones. Todo ambientado en medio de esa guerra contra los seres extraterrestres supremos que reciben el nombre de “ángeles”.

Si no se entiende el argumento no se logra comprender algunas de las acciones del protagonista, como cuando estrangula a una de sus compañeras en dos ocasiones. Ya que en realidad él la utiliza para representar sus problemas y su miedo a no ser aceptado dado a que ella es una de las que más lo suprime, y tratando de “liberarse” de ese agobio, tanto de ella como del resto del mundo, él estalla queriendo eliminar el rechazo, el maltrato y todo lo que teme de forma violenta.

Acá vemos la confusión que puede presentarse entre el Argumento y Ambientación.

El argumento debe definirse desde el comienzo o a poco de haber iniciado, o podrías dejar al lector pensando: “¿y de qué se trata todo esto?”. Y cabe destacar que una historia escrita en varios tomos debe mantener su argumento, así lleguen a cambiar otros aspectos.

Para concretar esta parte, el argumento debe poder explicarse en pocas frases: lucha contra el pasado; apegos emocionales; concretar este u otro valor o valores; búsqueda del éxito en cualquier ámbito.

Estos son ejemplos sumamente comunes de argumentos, podemos señalar que existen miles de historias con el mismo argumento pero no por eso las hace copias, plagios o imitaciones entre sí. Ya que cada argumento es una aventura que puede ser vivida en diferentes ambientes, por diferentes personajes con tramas muy diversas.

Como consejo, si no puedes definir el argumento de tu obra de manera concisa en pocas palabras, recomiendo que te detengas un momento (puede llevar días pero vale la pena) para concretarlo, así tendrás un escalón siempre dispuesto a ser pisado para continuar escribiendo, un salvavidas contra los bloqueos. Ya que conociendo el argumento, sabes lo que debe ocurrir a continuación.

Ejemplo: tu historia narra la reconquista de una tierra dominada por invasores, con un argumento centrado en los valores de los conquistadores para retomar sus dominios perdidos.

Entonces llegas a un punto en donde van perdiendo la disputa, pero te trancas en la continuación. Porque tu “nudo” se complicó más de lo que habías planeado, algo capaz de ocurrir cuando entregas vida a tus personajes al punto que sientes que la historia se escribe sola. Eso es perfecto, pero al igual que ocurría a los personajes, que se encuentran en una encrucijada o perdieron todas las posibilidades quedando acorralados en algún punto, también te puedes llegar a quedar acorralado tú. Así conviene retomar ese parrafito que definiste como argumento de tu obra. Releer, profundizar en esos valores.

¿Quieren retomar lo suyo porque ahí están sus hogares? Entonces serán capaces de arriesgar sus vidas por ello y saldrán de nuevo con todas las de perder.

¿Quieren retomar porque odian a los invasores y quieren exterminarlos como venganza? Podrían optar por no regresar enseguida, maniobrando acciones para volver luego con alguna otra estrategia.

¿No comprenden exactamente por qué deben retomar esos dominios? Puede ocurrir que tus personajes solo siguieran órdenes de otros, y decidir entonces que esta lucha no es suya, abandonando el conflicto por expandir sus intereses a modo de: yo no gano nada con esto y tengo una vida por vivir.

Pido sinceras disculpas si mis ejemplos son muy básicos o les falta explicación. Pueden dejar comentarios para abrir hilos de discusión.

Los argumentos pueden ser abstractos, o concretos. Por ejemplo: confusiones religiosas, de orientación o incluso, políticas llegan a ser subjetivas, y argumentos basados en ellas darán origen a historias con ese mismo aspecto abstracto. Algo que permite profundizar en el ambiente psíquico, dejarle algo que pensar al lector, explorando nuevos matices de ese tema.

Los Argumentos basados en aspectos más concretos, como la búsqueda de reconocimiento en algún ámbito como el deporte, será también más sencillo. Lo logras o no, continúas o te retiras. Puedes profundizar en el ambiente mental pero ya con algo preciso que desarrollar.

Trama.

La trama es la historia narrada en el orden específico en que tú la muestras. La trama puede ir en reversa, adelante, saltar de tiempo y cambiar de enfoque con cada personaje. La trama evoluciona, se puede ir complicando o simplificando, ramificar en sub tramas que luego pueden morir o juntarse entre sí. Cambia también de ritmo dependiendo de las situaciones, desarrollarse más rápido o lento según te parezca.

Acá vemos la diferencia entre Trama y Argumento. El segundo debe ser rígido y su amplitud determina los elementos que pueden o no funcionar en la obra. Por ejemplo, si el argumento se basa en un sujeto buscando venganza porque fue timado y quedó en la ruina, imagina que de pronto se señala que su objetivo final era llegar a otro país y establecer una familia… salimos por completo del argumento y queda chueco el desenlace. Pero la trama sí nos permite esa plasticidad de acciones. Bien puedes señalar que luego de esa mudanza el personaje continúa su deseo de venganza y planifica sus siguientes pasos junto a su nueva familia (un poco rebuscado el ejemplo. Lo sé). Así vemos que de nuevo se retorna el eje central de la historia. “El Argumento”. Mientras que la trama varía dependiendo de lo que ocurra.

Es también en la trama donde encontramos los típicos elementos de: inicio, nudo, desenlace.

 

Pudiendo manejarlos en el orden que desees. Comenzar una historia desde el nudo te permite construir escenas retrospectivas, o premonitorias. Sé de obras que comienzan describiendo el final y luego abordan el inicio sin perder coherencia ni continuidad.

Inicio

Para comenzar una historia yo recomiendo que el primer capítulo contenga algo atrayente, presentando el enigma, o una situación de acción. Más adelante llegaremos a consejos para iniciar la escritura de una nueva obra pero quiero señalar desde ahora, que si no capturas la atención desde las primeras líneas, tu obra no será leída.

Existen diferentes tipos de tramas, es complicado lo mucho que varían ya que cada elemento tiene su propio conjunto de normas y clasificaciones.

Existen diferentes comienzos, innumerables formas de desarrollo, y más de un tipo de final. Pero eso depende exclusivamente de tu obra, y cómo desees contarla. Puedes encontrar bastante material navegando por internet, acá yo prefiero no dirigir la inspiración porque creo, en verdad, que existe la posibilidad que “alguien” en su propio modo de desarrollo, idee algo no visto hasta ahora.

Debes entender que una trama es el complemento de un argumento, algo así como la ropa que lo viste. Puedes tener un argumento genial, como desarrollo del valor de la honestidad o la ambición de conseguir una meta sin importar a quienes perjudiques en el proceso. Pero si a ese argumento lo vistes con una trama repleta de clichés, carente de emociones, predecible, o ya hablando claro, aburrida. Sería como tener una súper modelo vestida con una armadura medieval que no permite verla en absoluto. Es decir, tu argumento te da un eje de acción, pero la trama determina las acciones que desarrollarán el argumento.

Pero puedo señalar que para los inicios, es obligatorio presentar el argumento, y como eso no se maneja solo, introducir a los personajes que al menos darán inicio a tu historia. Recomiendo que imprimas un sentimiento fuerte en tu inicio, muy al inicio, preferiblemente en las primeras 3 líneas o perderás la atención del lector.

 

Si tu historia tiene un comienzo lento, opta por presentar un evento relevante, movido o con más acción al principio, luego puedes emplear esta herramienta tan valiosa como lo es la frase: “hace tanto tiempo antes…”así creas un inicio más atrayente y enganchas la atención, produciendo el deseo de conocer cómo se llegó a ese punto que ya presentaste, pero no era el inicio de la historia, solo el inicio de la trama. O todo lo contrario, revelar un evento pasado bastante relevante que influenciará de ahí en adelante, como ocurre con la obra maravillosa de “El Señor de los Anillos” que inicia relatando la tremenda guerra contra Mordor. He leído muchos consejos sobre este punto y todos señalan algo similar. El comienzo y el final son partes claves de tus obras, son los que dejarán un impacto mental a tus lectores, aunque no se debe descuidar el “nudo” o desarrollo, cabe destacar que este tiene mucha más amplitud de acción, ya que es la parte más larga de toda la trama generalmente, pero el comienzo será breve, y el final llegará en su momento desentramando toda la historia, así que se debe manejar el comienzo y final con algo llamativo, impactante, creativo y sobre todo, bien manejado.

Desarrollo

Acá tienes la libertad de manejar la trama a tu gusto por largo tiempo, debes de focalizar las acciones de forma consecutiva, con cierta continuidad así tu obra se desarrolle en diferentes tiempos, presentando acontecimientos con la intención de generar emociones en cada capítulo, yo recomiendo que a cada capítulo lo clasifiques por escrito en alguna libreta de datos, señalando qué emoción deben producir, leerlo al terminar y releer, también solicitar opiniones de personas sinceras para preguntarles, ¿qué sentiste? La estructuración de capítulos es de suma importancia y tendrá su propio espacio en este apartado, pero señalo enseguida que el desarrollo debe involucrar al lector que ya fue capturado con un inicio bien estructurado. No saltes de temas al alzar, puede que un lector en un principio se pueda confundir si ocurre un salto temporal o de lugar, o comienzas a relatar una sub trama, pero si tú mantienes la estructura en el desarrollo podrás dirigirlo hacia la comprensión de tu punto de vista al momento de escribir. Existen varios elementos a manejar en el desarrollo: Atención: no redundes ni divagues más de lo conveniente, y suele ser poco lo conveniente. El desarrollo es tal cual se dice. La trama debe avanzar con cada capítulo, desarrollarse por más que suene obvio. No des vueltas innecesarias, no compliques si puedes llevarlo de forma más directa. Misterio: es un factor potente, crea expectación y eso es una forma fácil de mantener la atención. El escritor vive de la atención en sus obras, ya con un principio que enganche debes esforzarte en mantener al lector sujeto al libro, el suspenso crea tensión y solemos apegarnos a eso. Emociones opacas: suelo llamar así a la nostalgia, tristeza, rabia, melancolía. Eso se logra si manejas tragedias en tu obra; la muerte de algún personaje, la pérdida de algo valioso, el fracaso. Todos estos aspectos pueden servirte para el desarrollo, dándole la oportunidad al lector de “vivir” tu historia. No dudes en tocar temas complicados, profundos, conocidos pero no comprendidos del todo. Solemos también obviar aspectos de la vida por resultar difíciles de afrontar, como la angustia de querer salir de una adicción, el miedo a los cambios en la vida, afrontar el pasado cuando cometiste alguna injusticia y ahora te alcanzan las consecuencias. Esos son detonantes de emociones, combustibles de atención que recomiendo explotar. Acción: la vieja confiable, existen miles de historias carentes de una buena trama pero llenas de acción que mantienen a los consumidores sumidos en ellas. Se ve en las películas, y los ánimes. Ahora, eso no sirve en la literatura. Imagina leer un libro donde la secuencia sea semejante a un capítulo de Dragón Ball, aunque fui fiel seguidor de la serie, solo imaginarme de leer algo semejante a: golpes consecutivos, voló, pateó, puño, codazo, patada, sangre saliendo de la boca… Eso no es llamativo en un mundo creado con palabras, donde la comprensión domina sobre la acción. Sí puedes usarla, pero las escenas de acción son un decorado para tu trama, un momento de euforia, un modo de liberar tensiones o incrementarlas. No son la trama. La acción conlleva a movimiento, emociones directas y situaciones complicadas, sugiero utilizar frases cortas para que la atención no se diluya en un párrafo. Descripciones concisas, acá aumenta la importancia de los adjetivos específicos. Imagina escribir: Salió corriendo a toda velocidad contra la puerta para chocarla con todas sus fuerzas. Sería más conveniente del modo: Corrió velozmente para impactar contra la puerta. O algo semejante. Menos palabras con la misma emoción ayudan a cargar mejor la escena, recuerda que los servicios editoriales (si es que deseas contratar uno para revisión, evaluación o corrección de algún tipo) cobran por la extensión de la obra. Y no suelen ser económicos.

Final

El punto crucial que define todo. Este es el momento en que debes decidir a dónde llegará tu historia, cómo termina la travesía, quienes logran sus cometidos y quienes fracasan. Existen varios tipos, pueden ser abiertos, donde la trama deja entendido que la situación continúa, pero ya el lector ha llegado a un nivel de comprensión que le permite deducir cómo terminará. O le da la libertad de imaginarse su propio final a base de conjeturas. Para lograr esto debes haber creado un mundo lo bastante explícito para entregar la información necesaria que permita llegar a esas conjeturas.

Final cerrado: tú dejas claro que todo termina de este u otro modo. No hay margen de imaginar algo diferente. Cierras la obra y debes considerar lo siguiente. ¿Pretendes crear una secuela? Si la respuesta es sí, entonces comprende que si cierras tu obra con un final de estos, la siguiente trama deberá ser diferente. No cometas el error de reutilizar la misma trama, volver a ver a los personajes haciendo lo mismo no es trayente. Si ellos cambiaron y evolucionaron durante la primera entrega, no debes ponerlos a repetir los mismos errores o los lectores sentirán que es más de lo mismo, contempla otros matices.

Grandes franquicias han fracasado por no considerar este aspecto, como ejemplo pondré la enorme decepción que me generó la maravillosa historia de “Avatar” en La Leyenda de Korra. Tuvo un comienzo memorable y la primera temporada me capturó, pero a la siguiente temporada conseguimos a una protagonista idéntica al comienzo, carente de experiencia a pesar de haber avanzado mucho al comienzo, impulsiva por más que aprendiera autocontrol anteriormente, cometiendo los mismos errores una y otra vez. Eso consiguió que perdiera interés y no sé ni cómo siguió la serie luego de la primera temporada. Perder a un espectador que esperó gustoso un año entero para que saliera la última temporada de la serie precuela, La Leyenda de Ang, a penas en la segunda temporada, es evidencia que algo no fue bien en ese desarrollo.

Final:

Lo importante del final, como en toda la obra, es la coherencia. No vale terminar apresurado solo porque te quedas sin ideas o no habías planeado algo para este momento. Tampoco cedas a la presión de pensar que el final debe ser amigable para ciertos puntos de tu trama. Existen finales trágicos y eso se respeta, en mi obra EL INSTRUMENTO. Primeros Engaños, recibí comentarios de personas a las que no les agradó el final porque el personaje principal no termina como ellos pesaron que ocurriría. Eso también es válido, la vida no siempre es color de rosa y si tu obra estaba planeada para un final no muy alegre, es tu obra y debes continuarla con ese principio, terminándola como sientas que deben concluir mejor cada línea de trama según tú.

El único error que se puede cometer en el final es terminarla como por arte de magia, un “FIN” sin una explicación coherente según las reglas establecidas en tu mundo narrativo, será la ruina de tu obra. Por el resto, el final es eso precisamente. Darle una conclusión a la trama con sus diferentes personajes, y suele ocurrir que estará cargado de melancolía, ya que si conseguiste atraer al público, llenarlo de emoción y engancharlo con personajes inspiradores, el final significa que ya no habrá más de ellos, ni de sus vivencias.

Esto es un factor que tiende a retrasar la llegada del final, y es un error sucumbir a él. Alargar la historia por temor al final puede conllevar a perder el argumento, distorsionar la trama, extender los conflictos a puntos innecesarios. NO. El final es una parte crucial, y debes ver tu obra como una canción que cantaste con todo el corazón, llegando al momento cumbre que revelará si todo tu desarrollo estuvo bien estructurado. El final es un nuevo inicio, pero es tu deber entregar la nota final en tonos que revienten todas las emociones que acumulaste en las, tal vez, cientos de páginas anteriores.

 

Quiero exponer que el primer libro que terminé fue EL INSTRUMENTO. Primeros engaños. Y la sensación de escribir FIN me recordó a tener mi título en la mano. No es tan intensa, sobre todo porque esa obra tiene continuidad y solo era el primer tomo, pero puedo asegurar que me generó un vacío en el estómago, sentí que había caído después de aferrarme a un hilo delgado y por fin me atrevía a ver qué había dentro de ese abismo. (Un poco demasiado dramático, pero fue tal cual).

Ambientación.

Se define como el momento histórico, lugar y propiedades del espacio donde ocurre toda la historia. Debe ir de la mano con el resto de los componentes de la obra. No podría ser justificado que hablaras de una estafa millonaria en un banco cuando tu historia se desarrolla en un poblado en plena época del oscurantismo, por ejemplo.

Me gusta ver la Ambientación como ese aspecto sublime que le da peculiaridad a la historia. Retomando el ejemplo de Neón Génesis Evangelion. Bien podrías desarrollar una historia donde el argumento sea esa lucha interna de un personaje contra el rechazo y la inseguridad, manteniendo el argumento original del ánime. La trama sería semejante si mantienes la lucha contra seres poderosos capaces de destruir a la humanidad (y deseosos de hacerlo). Pero, si en vez de señalar alienígenas ancestrales con tecnología capaz de crear y destruir vida, que se enfrentan contra la tecnología futurista de un país altamente desarrollado, decides que serán seres dimensionales que se enfrentan a alguna clase de secta secreta en una era pasada que se encarga de mantenerlos alejados, cambias por completo la historia alterando la ambientación.

En este punto hago un paréntesis. Sugiero que elijas para tu obra una ambientación que te inspire. Bien puedes tener un argumento tremendo, y una trama planificada con cuidado. Pero si la ambientación no te agrada, podrías desanimarte. Es decir, si escribes con el argumento de “lucha entre pandillas por conseguir el control de un sector”, y tienes una trama donde ocurrirán muchos eventos interesantes, pero resulta que la ambientación es en una ciudad de Estados Unidos que ni conoces, en una época que tampoco has estudiado, te resultará complicado, y deberás documentarte. Pero si trasladas tus elementos hacia una época que conozcas, y en un sector de la ciudad que vives, te podrás manejar con mayor facilidad. Y este es un elemento un poco más complicado según yo.

La trama puedes escribirla como una secuencia de eventos, y el argumento es un elemento rígido que se mantiene estático. Pero la ambientación (o ambientaciones) resulta más visual. No puedes enumerarla, ni señalarla y ya. Debes describirla, apelando a los sentidos exteriores.

¿De qué color se ve el cielo? ¿Cómo huele el aire? ¿Cuáles son los sonidos presentes? ¿Qué ropa utiliza la gente? ¿Están en un planeta, o viajan en una nave?

Para crear descripciones también debes tener cuidado, no es recomendable dedicar páginas enteras para describir un sitio, o el ambiente general. Debes dar descripciones concretas e ir ampliando subsecuentemente.

Puedes señalar que tu historia se desarrolla en una escuela y describir su aspecto general, y mediante el desarrollo de la trama ir soltando más información referente a la Ambientación, señalando que los personajes atraviesan un pasillo con paredes de tal color, piso cubierto por baldosas o simple concreto pulido. Detallar que suben tantos pisos antes de llegar a la terraza, o bajan hasta un sótano amplio y oscuro donde huele a ratones muertos. Así vas adentrando cada vez más al lector al ambiente de tu obra. Las referencias sensoriales son muy poderosas.

Te pongo un ejercicio. Imagina que vas a la playa y descubres que está prohibido bañarse porque se aproxima una tormenta. De inmediato puedes formar la imagen del cielo nublado sobre el mar picado, si te concentras puede que alcances a recordar el olor al salitre, o la sensación de caminar sobre la arena maleable, el vaivén del agua con su arrastre de oleajes, o tal vez la molestia del sol tan brillante de esas zonas. Así conectas al lector dentro de la obra al evocar sensaciones a medida que va leyendo si apelas a un lugar de conocimiento común. Pero debes incrementar la precisión y el detalle si describes un lugar menos conocido, o ya inventado desde cero por ti.

Introducir o evitar elementos de la ambientación ayuda a mostrar mayor complejidad en la propia historia. Imagina que los personajes van entrando a una cabaña abandonada en un bosque a pleno invierno, consiguen todo polvoriento, el suelo húmedo por la nieve derretida, un olor agrio proveniente de la cocina, el techo siseando por la fuerza del viento, y el calor de una chimenea encendida a pocos metros de la sala principal…

Creo que puedes suponer que la cabaña no está “tan” abandonada como se estableció en un comienzo. Solo indicando ese aspecto de la Ambientación ya demuestras que hay alguien que encendió y mantuvo el fuego al menos hasta el momento en que ingresaron los personajes.

Como consejo, si eres como yo y tus deseos son expandir tu obra hasta más allá de las páginas, y sueñas con ver una serie, película, ánime o por lo menos una historieta de tu obra, es decir, que trascienda las palabras y alcance dimensiones audiovisuales, debes crear la ambientación de manera minuciosa, en tu mente…

Me explico. debes “ver” tu ambiente narrativo. Luego puedes decidir qué describir de él en tu obra, en el capítulo más adecuado, con una extensión suficiente más no excedente. Como los aliños en una cena, no puedes saturar tu comida de especias, y la ambientación es semejante en la escritura. Destaca lo más relevante, por ejemplo, si en la ventana de la habitación de tu personaje se puede ver una montaña, y sabes que a futuro él o ella deberá subir la montaña como parte de tu desarrollo, sugiero focalizar la atención en la descripción de la montaña, una primera vez como un vistazo, luego indicar que el personaje volvió a verla por alguna razón, y finalizar señalando el sentimiento que le genera esa imagen. Así, habrás dejado marcada esa montaña en la mente del lector, y cuando resulte que termina caminando sobre ella, no parecerá que simplemente brotó del suelo justo cuando el personaje iba en ese camino. Esto mismo puede ser aplicado con cualquier elemento de la ambientación.

El ambiente también funciona como complemento para demostrar el desarrollo de los personajes, por ejemplo, en mi obra EL INSTRUMENTO. El personaje principal mantiene cierto apego a su nave nación durante gran parte de la obra, al punto de sollozar cada vez que la ve pasar ante la ventana del casco de la nave en la que fue exiliado a vivir. En cierto punto ocurre que su enfoque e ideales comienzan a cambiar, comprometiendo lo que según él mismo, lo volvía un Rebelde (miembro de la sociedad de la que fue expulsado), y mientras se dirige a solventar una situación con su grupo de amigos, pasa delante la ventana justo cuando su antigua nave nación era visible, mas continúa su camino sin detenerse a admirarla, porque, muy dentro de sí, comenzaba a dudar de su identidad como Rebelde, y valoraba más la amistad que había forjado en la nave llamada Resiliencia. Este es un aspecto complementario muy importante, he leído historias que pareciera que veo una película donde solo se muestran los personajes, obligando a imaginar cualquier ambiente que mi mente relacione con lo que ocurre en el texto, ya que no describen el lugar y se enfocan en los acontecimientos. Quedando una sensación opaca de realidad ya que de pronto señalan que llegan hasta un edificio, cuando en mi mente, por falta de contexto, los imaginé en una cabaña en el bosque al haber señalado que estaban solos sin que nadie pudiera ayudarles.

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